Cedí a la experiencia de «Twilight» porque BsF 45 (equivalentes de 7 a 10 $ dependiendo del cambio no oficial de esa moneda en Venezuela) es poco dinero para la literatura, cualquiera sea el tipo. Además, por alguna razon siempre siento la necesidad de «probar» las cosas. Básicamente porque si uno no lo ha probado, como puede con certeza emitir un juicio. De tal manera, menos de 5 días después, cerré el libro y quedé desagradablemente impresionado.
«Twilight» en realidad es menos sobre romance y más sobre situaciones idiotas que emulan con un elemento de fantasía la trama de cualquiera de las peores telenovelas que han cruzado el espectro radioelectrico de Venezuela. El cuento de la niña pobre/humana y el niño rico/vampiro no solo es más viejo que las piedras, si no que además no representa si no las fantasia de todas las adolescentes que sueñan de una forma u otra con un principe azul, y dado que ahora ya se cansaron que vengan en caballo, o en auto deportivo; necesitan que venga con una carga de «sobrenaturalidad» adicional.
Este libro no es más que el producto lógico de la sociedad de consumo, donde todo se banaliza para que sea «paladeable» para el mínimo común denominador. El cual en este caso es el «angsty» adolescente que necesita su fantasía «oscura». Y entonces crea alrededor de esta una comunidad con la cual sentirse identificado. Y los medios masivos no dejan de ayudarlos, transformando a toda velocidad el libro en una película que si es fiel al libro es terrible.
Pensar que el éxito de la receta sean los vampiros es absurdo. Lamentablemente los vampiros no pegaron con Anne Rice por allá cuando «Entrevista con El Vampiro» que es muchisimo mejor película el libro de «Twilight», y no van a pegar ahora. Lo que si se verán son el crecimiento de esas historias a lo «fan-fiction» que tanto pulula en la red pero que no debería nunca salir a la luz pública, porque en realidad carece de algún aporte a la sociedad humana. En realidad son el equivalente literario no de la comida chatarra, si no de una pepsi-cola batida y que ten haya mojado el pantalon y te deje todo pegajoso.
Aún así, tengo pensado comprar la saga. ¿Por qué? Básicamente porque más allá de la trama risible, la mecánica del vampirismo de «Twilight» me interesa. Porque si bien es cierto que la trama es terrible, la idea «científica» de una raza predadora en medio de los humanos me parece interesante, sin decir que me fascina. Para mi «Twilight» y sus vampiros tienen una fascinación mecánica, quiero que me sigan explicando porque y para que, y como y cuando. De hecho lo del veneno / suero vampiro / zombie style me gustó, porque resulta interesante que la creación de estos vampiros dependa exclusivamente de una necesidad «consciente» por parte del vampiro de engendrar más. Porque solo si un vampiro muerde pero no se alimenta es que se pueden crear más vampiros (esa es la explicación hasta ahora, quizás habrá otra). Mecánica y ciencia son las dos cosas que a mi como lector me atraen. Es el vicio de la ciencia-ficción, donde la mecánica es rey.
Aún así, «Twilight» es, después de leer la última hoja, una experiencia vacia cuya unica función es llenar los bolsillos de la autora con dinero. Stephanie Meyer no es una buena autora, es más bien una autora competente con un alto grado de eficiencia que consiguió el oro que J.K. Rowling agoto con Harry Potter. Una historia simple y azucarada, como una coca-cola y que vivirá por siempre. Sin embargo me pregunto si a la luz de las decadas o los siglos, este será uno de los legados de esta cultura, como lo fué alguna vez «La odisea» para los griegos. Yo tengo la esperanza que no, pero nadie es adivino.
NB: como toda experiencia, lo anterior es una opinión sujeta a cambio y/o discusión. Lamentablemente la fanaticada «Twilight» probablemente es incapaz de pensamiento crítico, pero a quien le importa.